lunes, febrero 04, 2019


Han transcurrido decenios y hoy me llega a las mientes la nueva de que, empleo eufemismo, el conde de Miravalle tuvo los redaños de invitarme a su boda, y ha menester avisar que fue de lo más señalado y rumboso en la sociedad esa boda prosopopéyica de el señor conde de Miravalle, y esto amén de haber refocilado entrambos antes desa refulgente boda henchida de lo alta sociedad mejicana. 

El lado obscuro, el lado tristísimo, es que dos tristes de triste memoria, dos opacos que, habiendo podido evitarme escisión, afrenta sobre algo que yo no fize ni pretendí consumar, nada hicieron, y eso que igual, refocilé con esos dos hombres que, se dicen muy hombres, machos, denodados, impertérritos, y cuando hubo menester de demostrarlo fueron timoratos, viles, ruines, callaron la verdad que pudo evitarme esa afrenta inmerecida, infame, injusta.
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