lunes, febrero 15, 2010
APOLOGÍA, DITIRAMBOS Y PANEGÍRICO
APOLOGÍA, DITIRAMBOS Y PANEGÍRICO
RUBÉN BAUTISTA HERRERA
Rubén Bautista Herrera ¡ah que este tema es fundamental! hablar deste taumaturgo hombre es básico para conocer la vida.
Hace no mucho escuché al humano vivo (vivo de viviente, vivo que vive aún) que más admiro, Jacques Languirand, un erudito omnisciente hombre sabio, pero antes ha menester señalaros que admiro otros hombres y mujeres que sólo viven en libros y en la memoria de las gentes pues, un hombre muere cuando el último que lo recuerda muere; bien, Jacques Languirand, decía que los seres que triunfan no son los mejores, Languirand hizo la disquisición en la que sustenta que los triunfadores no son los más capacitados, los más instruidos, los más cultos, afirmaba Languirand que quiénes triunfan son los más audaces y arrojados pero por su arrojo son en general seres impreparados sin estudios, es decir que son mediocres en cuanto a competencia intelectual llamados en vulgar romance incultos (yo conozco el caso y es patético), por el contrario, Languirand explicaba que, los mejores, los mejor preparados es decir los cultísimos y sabios, siempre saben cuánto les falta conocer y por ello se sienten inferiores a los triunfadores y es por ello que no se resuelven a lanzarse en empresas de envergadura, lo que sí hace el impreparado audaz. Es decir que el culto es un ser consciente de cuánto inconmensurable es el saber.
En hablando desto permitidme narrar la realidad que vi yo, repetida en veces y que da horror y temor pues, que yo conocí en mi vida una y mil veces gente buena, competente, culta, sabia, etc. que no ocupa los mejores cargos y sí cargos de poca importancia a nivel país o república. El caso que nos ocupa, el de mi amigo Rubén, quién vende frutas y legumbres en el Mercado y, del otro bando, del otro lado de la orilla, en las antípodas conocí próceres políticos billonarios y poderosos que jamás habían tocado un libro y no mucho sabían de la vida ni menos de historia, ni de filosofía ni de filósofos ni de historiadores, ni de la realidad política del tiempo presente como tampoco la del tiempo pasado de su país y mucho menos de otros países. Lamentablemente son los poderosos hideputa que gobiernan las Repúblicas de las Bananas los pobres de espíritu y pobres del intelecto.
Mucho me aconteció este fenómeno cuando topé con el mercader que conocí que había leído más libros (de elevada calidad y belleza los denominados Clásicos) que nadie que yo conociere hasta hoy día, ese hombre anguloso dese Mercado leía más que muchos seres famosos estrellados de H0llywood, como es evidente también que mi amigo Rubén ha leído unas cientos de miles de veces más que muchos presidentes como el suyo mismo (Chente fox quesada, en minúsculas pues las mayúsculas le quedan grandes a su enana estatura cultural y mental) quien es un rucio de analfabetismo y cretinismo (el Chente fox).
Rubén Bautista Herrera quien vende hortalizas es el hombre que sé que más libros lee al año, en un país dónde nadie lee, por añadidura hay que denunciar esta hórrida realidad mejicana.
Rubén es un hombre con unos músculos imponentes en sus brazasos luengos e imberbes, pero amén desto el buen Rubén no es proporcionado ni bello (no tiene nalgas y eso para mí es fealdad aunque no para él quien reía cuando le decía que le faltaban nalgas), no es alto Rubén pero sí es macho y muy macho pero de los machos bonitos y amables, él es viril y siempre ostenta una sonrisa fenomenalmente seductora.
Al decir dél que es macho quiero decir que es muy varonil y gusta de las hembras pero también es muy amigo de los homosexuales y de los gay con quienes guarda un vínculo e interacción de elevada calidad, respeto y afecto. Muchos gays tenemos la holgura de gozar de la afable y sabia amistad de Rubén (como de sus hermanas y hermano el dulce Licenciado Daniel).
Rubén es el hombre que he visto que más lee libros, nunca vi persona que leyera más libros que Rubén Bautista Herrera, a más dello Rubén es un hombre que mucho conoce de música, de compositores, de escritores, Rubén ha leído a los mayores filósofos, novelistas y a los grandes hombres del gay saber o gaya ciencia, es impresionante la biblioteca que Rubén posee, es un bibliófilo este Rubén de quien os hablo. No hay cómo encarecer su prestancia y su conocimiento, todos los ditirambos y panegíricos le quedan para ponderarlo en su saber y, a más de ello, en su sencillez ¡Ah qué grande es la sencillez deste Rubén! Ofende a la estulticia su grande conocimiento de los literatos y el de sus obras; Rubén con sus cultura ofende a la estulticia, ofende a el ignorante, ofende con suma facilidad al ignaro presuntuoso y al torpe. Rubén es un hombre que goza de una fineza para vibrar con el arte literario y con la buena música, que él gusta de el jazz, de el rock, de la Buena Música y de las Buenas Letras, es un ser raro en ese país reino del analfabetismo que es Méjico. Rubén lo mismo escucha Dmitri Chostakovitch que The Doors, conoce bien a Octavio Paz como a Marcel Proust o a Flaubert, ha leído a todos los Clásicos como Cervantes de Saavedra como también ha leído a todos los escritores latinoamericanos y a todos los mejicanos, su saber es grande como veis, grande inconmensurable.
Rubén es, como acontece con suma frecuencia en el mugroso Tercer Mundo, desperdiciado, mientras que este majo Rubén debería estar en grandes universidades británicas y en postgrados de esos reales colegios, en vez de muchos zánganos hijos de hideputa políticos venales, Rubén vende legumbres, frutas y verduras; tomates rojos, tomates verdes, albérchigos, melocotones, zetas, zarzamoras, albaricoques, manzanas, plátanos, fresas, berenjenas, etc.
En Rubén es acendrado su conocimiento y departir pues silogisa con parsimonia y prestancia sobre los temas más delicados y más complicados, lo que para el idiota es inextricable para Rubén es de fácil manejo y disertación. En Rubén su refultente inteligencia ofende al vulgo popular y a la chabacanería, y este fenómeno, fenómeno mágico y egregio, se da dentro dese Mercado Veinte.
Su plática es melífica al espíritu, su sabio discurrir dulcifica el alma ennoblece el espíritu de quien lo escucha; goza de la conversación de el famoso Daniel Catán el grande compositor de la música de “La Hija de Rappaccini” obra de Octavio Paz, goza de ese egregio palique este Rubén. Este amigo Rubén es un hombre que sabe conversar, es un hombre que fabla y pabla con euritmia y grande sapiencia. Su grandilocuencia es portentosa como andanada pues deviene del saber, de la sabiduría que confiere el conocimiento. Su discurrir ante los estultos es a manera de galeón real ante barquichuelas míseras que pretenden al bogar saber lo que sólo Rubén conoce y domina con magistral destreza que sólo la sapiencia da.
Nunca jamás Rubén desconoce de un autor ni de una corriente filosófica ni de una sinfonía, por razón natural es un hombre muy politizado y sabedor en las artes abyectas de la política y de los estólidos políticos analfabetas mejicanos y de allende la mar océano.
Rubén Bautista Herrera contrasta con las petulantes clientes quienes se ufanaban de su supuesto éxito en la vida, éxitos económicos tal vez un poco pues vivir en esa palaciega áulica Colonia Roma es costoso, eso es cierto, pero de que la mayoría tiene el cerebro huero, eso lo digo y lo diré toda mi martingala vida ¡Voto a Dios! Había muchas clientes que eran encantadoras y yo por ello las adoraba, había unas elegantísimas y bellísimas, muchas eran sumamente humanas y comprensivas, otras señoras eran bellísimas pero, había una clase de señoras, pocas en realidad, que eran odiosas por su petulancia y soberbia, de las que lastiman los oídos y la vista por los relumbres de el ridículo y mal gusto, a más de por su analfabetismo pues de que eran iganaras lo son ¡Vive Dios!
Rubén tiene varias hermanas, todas hermosas muy sonrientes e inteligentes, y además cultas. Ese fenómeno nunca lo entendí pues sus padres de ellas y dellos no son gente de escuela ni de letras ni de el gay saber, fenómeno ignoto para mí pero felizmente que se dan esos raros casos en que los hijos salen un prodigio. Rubén tiene como hermano a Daniel, abogado, hombre también letradísimo y sumamente decente, asombra el nivel elevadísimo con que departe este amable caballero de finos modales.
Siempre me formulo la pregunta de si estos fijos (hijos) de esos dos mercaderes de frutas y verduras, hubieren nacido en un medio de boyante riqueza económica habrían sido así de estudiosos, de curiosos por saber y por el saber y por conocer las verdades desta vida gracias siempre a las letras, las ciencias, etcétera, no sé ni nunca jamás conoceré yo la respuesta, tal vez habrían sido una carpanta de villanos, o tal vez uno dellos o una dellas, no sé, moriré sempiterno sin esa suprema respuesta pero, al menos sé, que se dan casos -rara vez- en que de padres normales salen hijos brillantes de su inteligencia. Éste es el caso de Rubén y de su familia, raro caso magistral de la naturaleza. Ignotos los designios que, en veces, nos reserva la naturaleza.
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