viernes, marzo 19, 2010

Joselo Bueno Salazar


Mi caro amigo Joselo Bueno Salazar, constituye uno de los pioneros en la fotografía erótica gay y homosexual en Méjico, es un verdadero artista este hermoso ejemplo del criollismo novohispano, es un baluarte de la fotografía homoerótica en Méjico.

A más de bello, mi amigo Joselo, y de talentoso, goza de refulgente inteligencia la que queda al descubierto en estos momentos en que los estultos brontosaurios, que eso de brontosaurios es eufemismo para no llamarlos hideputa que eso son, los brutos ésos brontosaurios trabajan como estólidos que son, con vehemencia para abrogar con especiosos argumentos vacuos e inválidos, más afectivos que racionales obvio es, el matrimonio gay en México y la adopción de infantes por parte de matrimonios de parejas de mismos sexos. Es evidente que un idiota no puede emplear la inteligencia que no posee y, es el caso de esa derecha católica propia de un pueblo miserable, analfabeta, hambrienta de todo, sobre todo de cultura, como es la sociedad mejicana. Yo no soy patriotero como tantísima gente torpe que no conoce la autocrítica ni la sociología ni el análisis. Las imbecilidades que repiten los idiotas integristas cristianos y católicos, son las leyendas y consejas que maneja la superstición, la fantasía y la milagrería, características malhadadas de la religión cartólica que ataca pueblos ignaros y atrasados, religión, en el caso que nos ocupa que manipula alegremente a la masa hambrienta de miseria que puebla México.

Pero no voy a ofrecer mis argumentos contundentes sobre este tema que es "el matrimonio gay en México y su adopción de infantes" tema que me apasiona pero, argüir con retardados mentales me da náuseas además que resulta inútil hacer esa tarea estéril de intentar hacer razonar a un rucio acémila. En vez de ello os narro, mejor que la homosexualidad que de ella dicen esos cristianos católicos y sectarios cristianos, que es asunto de homosexuales, está presente en la vida cotidiana, esto significa que los homosexuales, que no somos, como dice mi caro amigo Joselo Bueno Salazar, seres de otro planeta con caras raras y cuerpos extrañísimos, él lo dice mejor que yo, digo yo que estamos en todo tópico, en todos los medios y no como animales "aliens" que venimos de otro planeta a invadir a los virginales humanos heterosexuales, los que dicho sea de paso en general son matones, secuestradores, estafadores, narcotraficantes, violadores, asesinos seriales, incestuosos, pedófilos, etcétera, no, en la realidad la mayoría de los homosexuales con los que he refocilado carnalmente yo, son hombres casados, son pastores, son feligreces, monaguillos, mercaderes, lavacoches, hijos de políticos, hijos de blasonadas familias nobles, hombres creyentes en Dios, son seres que tienen hijas y les hacen su cursi fiesta de quince años, son militares, son curas católicos, son directores de escuela, son primos míos, maestros, esposos de mis primas, esposos de amigas mías, hijos de Secretario de Estado y de Gobierno, los homosexuales son hijos de ministros, son nobles de luengos apellidos prolijos de prosapia, appellidos ésos raros y bellísimos, son vendedores de albérchigos y de melocotones en el Mercado, son taxistas, atletas olímpicos, luchadores, boxeadores, son lumpen proletariado y son también burgueses de vulgares costumbres y de arcanos secretos financieros, en fin, el homosexual es todo dios, recuerdo que cuando era yo Maestro en el CETIS 32, en casa, hicimos una orgía, los de intendencia y yo, recuerdo que me acosté con Arrieta y, fue todos con todos refocilamos a gusto con mucho placer y contento, algo maravilloso que no olvido nunca jamás. Cuando estuve en la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial, Carlos Fregoso ayuntó carnalmente con un compañero hermoso quien tenía novia dicho sea de paso, entonces en el laboratorio de televisión y de radio yo le agarraba la polla a Julio que era el pagador y Julío tenía más cara de asaltante de caminos que de pagador pues que era fosco y con cara de "mataputos", otro compañero se acostó con un tío de el Departamento paredaño al nuestro, no recuerdo los nombres de ellos dos, el caso es que la Secretaría de Estado ésa, estaba llena, mitad de putos y la otra mitad de heteros que yogaban con nosotros los putos.

Del lado familiar era delicioso también, mi primo al que yo penetraba analmente, un farruco de culo prodigioso, pues tenía un culo egregio ése mi primo, se acostó con Martita mi compañera de oficina, yo lo intenté también con ella pero no tuve erección en esa ocasión, pero lo monté yo a él y sí tuve erección, la tal Martita quedó estupefacta de ese ferrocarril que armábamos mi primo y yo con ella la tal Martita, a mi primo le molestaba hablar de eso, él se dejaba penetrar y punto, a él le daba igual. Creo tenía buen culo toda vez que era bailaor de flamenco, o tal vez porque era amador del cante hondo, de sevillanas y demás estilos de la Tierruca, que en mi niñez siempre escuché. Cuando quería la crestomatía de la Tierra, iba a casa destos primos a grabar cassettes con lo que llegaba de allede la mar océano, era una delicia para todos nosotros.

Este pasaje me trae a las mientes el Concierto de Aranjuez que tanto escuché en casa, a los seis años escuché por vez primera el Cascanueces que tanto me gustó al través de mi infancia, recuerdo cuando siendo yo un impúber, me llevaron mis tías al Alcázar a escuchar, con la Orquesta de Cámara de la Ciudad de Méjico, Las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi, ¡quedé extático!.

¡Que en mi casa se leía, eso sí!, había una librería con libros de Hermann Hesse, El diario de Ana Frank, La Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de el soldado-cronista Bernal Díaz del Castillo, había enciclopedias, esa librería guardaba muchos libros de historia de México, de Martín Luis Guzmán, de Luis González Obregón, de Xavier Villaurrutia, hallaba toda la literatura universal que se quisiera, allí leí a Giovanni Papini y a Friedrich Wilhelm Nietzsche. Muchas loas recibía de parte de mis familiares la laudable obra de Cervantes y de Góngora, la de Fray Luis de León y la de Félix Lope de Vega y Carpio, en casa se me enseñó que el amor a la patria comienza con la literatura de la Tierra, los curas que eran sabios los de mi enseñanza decían que la historia era la base, claro que esos curas jamás me enseñaron la historia de el Tribunal de el Santo Oficio de la Inquisición que, en México, durante trescientos años mató a todo dios.

De ese mismo trabajo, en la SECOFI, mi padre llevó a vivir al cuarto de azotea a Eloy Guillermo, él me daba unas folladas fenomenales los sábados antes de desayunar, Eloy tenía novia y se casó con la tal novia. Me acostaba también con Eduardo Córdoba un mestizo hijo de india yaqui y de un cachupín, él y yo hacíamos sexo en la escalera de mi edificio en la Avenida Álvaro Obregón. Fue una fortuna para mi primo Armando, un primo español que tengo, que jamás quiso acostarse conmigo por ello digo fortuna pues no puede aparecer mi hermoso primo en esta lista pues nunca quiso hacerlo conmigo, lo que sí sé es que tenía una polla enorme y un culo fenomenal, no por español,no, sino porque bailaba música folkórica mejicana, o tal vez sea genético, no sé pero tenía un culo hermoso, y él era apuesto con cojones.

En fin, ésta fue mi holosérica e hispalense sociedad mejicana en mis mocedades, y esto es lo que mi deconocedor amigo Casimiro no le es dado entender pues para mi amigo Casi, su hipocorístico es Casi, para Casi, un mejicano es un indio palurdo lampiño con cara de estúpido que "a fortiori" escucha cumbias, baila salsa y dice vocablos inexistentes y por ende ininteligibles, jiros lingüísticos que en mi casa les calificaban de vulgaridad, y que yo así los considero pues son inexistentes y falsos, a más de fáciles. Hablar de esos hogares, los nuestros, es es halagüeño, de esos amigos que gozan de fulgente inteligencia, es halagüeño recordar a los amigos y a los parientes que eran de mi mismo jaez, gente de buena catadura. Es lo que infiero yo que Casi no ha visto, al menos yo no he visto personas de esa laya en estas tierras hiperboreales, no sé si en su polonia Casi haya visto desta gente, en dado caso es igual.

Lamentablemtne mucho de lo que emigra de Indoafrohispanoamérica, a mi fe, es la escoria; muchas veces es hórrido el ver esa hez, me deja aterido ver la clase de indoafrohispanoamericanos, que con demasiada frecuencia hallo, le cuento a mi amigo Casi que gente tan nefanda, tan chabacana y hortera no vi nunca entre mis coterráneos del país que provengo, y es cierto, gente así de abyecta yo no vi en el país que dejé, claro que como Casi no conoce sino a estos menguados bellacos que más parecen onagros como besugo y bausana, como mi amigo Casi no conoce sino a personas de mala laya y peor talante pues, Casi se queda con la feble idea de que los indoafrohispanoamericanos somos solamente así. Clarifico que no son acres calificativos sino que son sustantivos.

Esos amigos y primos que disertaban de Sand, de Simone de Beauvoir, de Freud, de Marx y de Milton Friedman, amigas que leían la revista "Tierra Adentro" que sacaba a la estampa el Nobel Octavio Paz, amigos como Chucho que diario nos narraba de hallazgos de libros geniales como los de Alberoni, de Eco y los de Allen Ginsberg. Yo en ese entonces leía con ahínco a los Clásicos.

Recuerdo al escultor Nava cuando me narró que en el MAM habían colocado una obra suya, al escultor Víctor Escareño y sus diosas aladas en ebúrneo mármol, recuerdo a la Lilia (sic.) que escribía en La Semanal de La Jornada, a Idolina que escribía, a Françoise que publica sus grabados en libros afamados, a Zalathiel y a sus ingentes pinturas portentosas y audaces. Me acuerdo de "Amores de Desamores" y de Verónica Ortiz en Radio UNAM dónde nos dábamos encuentro los lunes para emitir esa maravilla de programa, en el que entrevistaba Verónica a la élite izquierdista del país, además de aventarnos a hablar de sexo, lo que enojaba a todas las conciencias aparentemente impolutas de Méjico. Era el tiempo en que me delectaba escuhando a Paco Ibáñez, a Patxi Andión y a Wim Mertens.

Recuerdo el ciclo de cine en el cinema Continental, ¡eso era todo un acontecimiento!. Un mundo subrepticio que domina la cultura y un hato inconmensurable que conforma una capa sociocultural de México, que vive el arte, la música, la escultura, la arquitectura, la pintura. El buen amigo Chema Covarrubias que organizaba La Semana Cultural Gay en El Chopo de la UNAM, Chema siempre estaba leyendo él a Pier Paolo Pasolini pues que Chema siempre vivía en la depresión sostenida. Este giro de "pues que" siempre me lo prohibían mis tíos, y mi padre mío, en casa, y todos lo usaban, recuerdo al tío Julián que siempre decía al llegar a casa de su madre (mi abuela) "¡pues que hemos llegao!" con su acento asturiano y su ceceo tan castizo de la Tierra, por cierto, que recuerdo a su mujer, mi tía, quien siempre nos prohibía cecear y, si no todos, algunos ceceábamos a ratos, era bella la vida, la vida era bella en esos tiempos idos de flamenco en Las Rejas en la rúa de Monterrey, a ese sitio íbamos los sábados a escuchar flamenco mis primos y yo, pero de esto nada entiende Casi. Y mira que en Venezuela hay canarios.

Esa pléyade cultural "ut supra" citada era el cenáculo, esa palestra era el areópago y pináculo de el arte, de la cultura, si no era todo, era una buena parte muy valiosa; eran movimientos vibrátiles con rutilancia. ¡Ah que recuerdo la casa Lamm y la retahíla de galerías que visitaba yo con avidez!, pero de esos amigos aquí no hay en castilla sino sólo en francés y en inglés, los que hay aquí en castilla sólo cuentan falsedades, estupideces y vulgaridades, es gente pobre de espíritu que divierte a los hueros de sesera con vocablos creados al vapor en el mismo instante y que, en los necios, pretende la risa que da vacío al ánima. Que Casi no es huero de la cerviz, simplemente que es lo que conoce que viene de Venezuela, México y Cuba... lo son, son hueros de la mollera. Perdonad mi gran yerro de deturpar con acrimonia a esa escoria que penetra la sociedad canadiense, esa gentuza que sabe de Biblias y de moralina de abyecta factura, de la moralina que emplea el animador de radio, y el presidente panista de la República de San Juan de los Palotes.

Esos amigos míos gustaban de vocablos bombásticos y despreciaban el lenguaje ramplón del animador de la radio, esas personas es gente inteligente y creativa, es gente que en sus vidas priva la probidad y las buenas costumbres y los buenos modales, cosa que escandaliza de los palurdos malandrinos que llegan al Canadá venidos de allende los valles, los cerros y la tierra citerior, me asombra ver que la gente que llega a Canadá es gente que no tiene buenos modales, son más bien gente, como decía mi familia, plebe, que la criolla maestra con maestría en Virreinato con Edmundo O'Gorman, Margarita Abia Guerrero les denominaba "el peladaje"; recuerdo de Margarita Abia me prestó un libro de Paco de la Maza, sobre Art Nouveau, una delicia ese libro, ese libraco traía unas fotografías de pórticos maravilloso de la Colonia Roma, barrio de casas solariaegas de familias de abolengo y de pro.

Mi amigo el Conde de Lennox decía con sorna que yo era de la casta divina, a mí eso me daba escozor pues yo no me sentía angelito por ningún lado, a quién sí le veía el halo divino era a él y a sus padres por la tan grande cultura que detentaban, era sorprendente la cultura acendrada de esa familia, ¡joder que de todo sabían todo!. En hablando de prosapiados hombres, en la escuela, en la que en efecto, con sólo escuchar Ibarrola, Anziola, Lanzagorta, Dada, Font, Rojas y del Pozo, Rincón Gallardo y Martínez Negrete, Guilbot, Ventimilla, etc. y con verles las caras y el lenguaje que empleaban, y de lo que hablaban, echaba de verse que eran de un nivel social diferente a los falarios que veo hoy en mi entorno canadiense del lado de la castilla. Recuerdo la prosodia de Benigno, y del profesor de Administración ¡joder qué manera de hablar de ambos! uno era compañero mío, el otro era maestro y ambos hablaban divinamente, su zonzonete era fascinante.

Recuerdo lo bien que se hablaba en casa, mi tío lo llamaba "el léxico", y en efecto, sin ganas de ser afectado, así se denomina, el lenguaje en casa era cuidado, tenía grande importancia el aplicar el término justo, adecuado y correcto para, como decía mi tía "hablar con propiedad". Ese gusto por hablar como humano no lo hallo entre los peregrinos o parroquianos que vienen de Guatemala, Salvador, Nicaragua, Cuba, México, etcétera, más bien hablan como malandrinos y como estafermos de baja catadura. Que en casa, como en casa de amigos, los padres sacaban con suma frecuencia vocablos nuevos que desconocíamos, nunca dejé de soslayo cuando el padre de Vicente nos preguntó qué significaba "onomatopeya", nadie sabíamos, y esto era el pan de cada día. El mismo Vicente, leía una cantidad sorprendente de libros, era tal vez tan culto como sus padres, a su brevísima edad hablaba con facilidad de Marcel Proust, claro que en el México amigos como Arciniega leía "El beso de la mujer araña" y a Flaubert, yo entonces leía "Así habló Zaratustra". Nuestros saraos en ese entonces eran tertulias en las que las disquisiciones y digresiones abundaban de sapiencia pues todos anhelaban heredar los contactos de los padres para así llegar a ser preeminentes hombres de Estado, muchos otros heredarían grandes empresas y factorías. La competición en ese entonces era leer el último libro, o el prístino de el autor o filósofo glorioso.

Doy paso al amigo Bueno Salazar con su asunto que nos llena de desazón e indignación -como dice mi amiga indina "y indignación"- a él, a mí y a la élite intelectual mejicana, os dejo con Joselo que siempre es tan expresivo, sus inflexiones son siempre alegres y vivaces:




"Creo que ha llegado el momento de volverme buga. Que no por convicción si no por desesperación. Desesperación de ver y oír y convencerse que uno es el peor, que uno es tan fenómeno o aberración a la altura de la mujer barbona del circo o de el hombre de 2 cabezas. Al acontecer de heterosexuales clamando como loca que pide verga, que la anormalidad y aberración está en uno, yo me pregunto sí realmente no seré algo así como un pequeño monstruo tapizado de pelos, lleno de maldad y con una bacteria en mi, que enjotece a los hombres de bien, cristianos y de limpia fe.

Hombres de buena voluntad, que a lo mejor, el día de mañana despertarán como de una pesadilla Kafkiana, metamorfoseados, no en un bicho, si no en una loca pederasta y transvestida. Y no podrán levantarse de la cama no por el caparazón de cucaracha, si no por la tremenda peluca de muchos kilos y un dolor de culo que les impedirá sentarse. Creo que tendré que pedir perdón a Dios por todo lo que me ha hecho, esto es; mandarme a un mundo lleno de heterosexuales incapacitados para amar a nadie, para aceptar a nadie, para apoyar a nadie y para no dejar vivir a nadie. A un pinche mundo donde su Iglesia se ha dedicado a las peores bajezas en su nombre. Pinche mundo, pinches curas, pinche Dios Todocastigoso. ¡Qué poca madre! Un dios prejuicioso y homófobo, un dios que odia a sus hijos homosexuales. Puras mamadas, una más de ésas y me subo el cierre, me cae."



"Definitivamente éste país, éste fulano país llegó a su decadencia sin haber pisado nunca la Gloria. No fue una Roma del apogeo a la caída. No fue un E.U.A. que también pisó terrenos gloriosos y luego los pisoteó, no, México -desde que es México- no ha tenido su cuarto de hora glorioso. A lo mejor en su época prehispánica fue, pero desde que la sacrosanta Madre Iglesia Católica, Apostólica y Ramera llegó, no hemos hecho más que dar traspiés como país y escarbar el fondo más y más.

En mi familia hay gente católica, si, ¡vaya que la hay! Curiosamente son los malos de la historia; mis parientes católicos son los que hacen las peores cosas y se llenan la boca de mentadas de Dios. Juzgan, critican, evalúan en base a su religión a nosotros, simples mortales destinados por blasfemos en voz y cuerpo, al castigo cruel, inhumano y vil de ese bondadoso ser llamado Dios.

En fin, seguiremos demostrando al cerrado mundo que nos rodea, que somos mejores, más chingones e inteligentes que ellos, a fin de cuentas aquí nos tocó vivir."

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